15 Ιανουαρίου 2010

A LAS MUSAS

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Apolo y las Musas - Teatro Liceu de Barcelona

A LAS MUSAS

Doctas Pimpleas, que las verdes faldas
moráis alegres del feliz Parnaso,
donde Castalia su inspirante onda
vierte suave;

Sed a mi canto fáciles, el día,
que vuestros dones celebrando grato,
del padre Betis el laurel frondoso
ciño a mi lira.

¿Y cuál primera mi atrevido acento
dirá a Vandalia, de canoros cisnes
madre fecunda, del divino Herrera
madre gloriosa?

Tú, Melpómene, del puñal infausto
la diestra armada, que al feroz guerrero
luciente aterra, cuando cae del hado
víctima triste;

o bien, Urania, de tu voz celeste
arrebatado, y la mansión etérea
diré de Jove, y el poder que temen
hombres y dioses:

que si fulmina su indignada diestra,
sobre los polos del excelso Olimpo
tiembla el palacio, la cabaña humilde
tiembla de Baucis.

Ya de Polimnia los festivos coros
seguiré alegre, cantaré las selvas
tuyas, oh Euterpe; o la que al vicio azota
Musa maligna.

Tú, dulce Erato, de mi amante pecho
nunca olvidada: que si bien los años
con triste hielo mi rugosa frente
ciñen y enfrían,

en otro tiempo me cediste el arpa,
donde resuenan tiernos los amores;
y el blando canto las hermosas ninfas
gratas oyeron.

Debí a tus dones en mi edad primera
gozos amables: rápidos volaron;
mas su memoria plácida tristeza
vierte a mi seno.

Tú, Musa augusta, que con santo plectro
muestras al hombre la virtud hermosa,
a ti mi lira, mi postrer aliento
rindo y dedico.

Por ti los muros de la antigua Tebas
levantó osada la anfionia lira;
por ti siguieron al ismario Orfeo,
montes y fieras:

por ti Delille, tierno y delicado,
gloria es del Sena: Pope más severo
por ti en la cumbre de Helicón sagrada
goza renombre.

Tú, dulce Clío, mi ferviente ruego
oye benigna: desusado canto
y audaz emprendo, que del sacro Betis
pare las ondas.

Alberto Lista (España, 1775-1848)

15 Δεκεμβρίου 2009

EL PASO DE LA LAGUNA ESTIGIA



EL PASO DE LA LAGUNA ESTIGIA

A un lado del bosque -por la orilla-
veía extraños fuegos y gritos espantosos.
(Digo bien: Veía gritos, porque nada oía).
Era el aire melancólico y sombrío.
y lo cruzaban pájaros de color ceniza.
No puedo decir que sufriera exactamente,
era una sucesión de agobio, pesadumbre, angustia,
como queriendo llorar y sintiéndote solo.
Al otro lado del agua (un agua esmeraldina,
profunda, portentosa) se distinguía apenas
otro bosque, y una ignota claridad desconocida.
A la vera del agua (sin rumor, pero móvil)
había un viejo desnudo, con crespa barba blanca.
Le dije: ¿Cuál es la verdad, dime;
qué debí haber hecho? ¿Retirarme de todo,
vivir remoto al mundo, en la paz de las sierras?
¿O arder en las batallas y zozobras,
intrigar, morder ansia, escalar arduamente,
herir al semejante con ponzoña enconada?
¿O simplemente entregarme a la carne,
hundirme entre los cuerpos día a día
mientras seca la lengua siente un vacío instante?
¿Qué debí haber hecho? ¿El poder, la soledad,
el amor, el triunfo? ¿A cuál dedicarse?
Y el viejo no se inmutó aunque yo temblase.
Respondió: Cualquier cosa que hicieras, es lo mismo.
No hay verdad aquí. Nada es verdad segura.
Si buscaste el sosiego -sólo eso- y es mucho...
Esta es la única verdad, siguió. Y me mostró
una barca. Esta de ahora es la sola verdad
de cuanto existe. Y me tendió un vaso de agua clara.
Toma, añadió. Me cogió la mano. Y sentí un blando
frío en los pies, al mojarme, subiéndome a su barca.
Al fondo, un raro sol, como violeta y rojo,
que no daba calor, parecía la sangre cuando mana.

Antonio Luis de Villena (España, 1951- )

1 Δεκεμβρίου 2009

A UN MONASTERIO GRIEGO

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A UN MONASTERIO GRIEGO

Más que el amor que un día me cediste,
te pido, ¡oh Providencia!, que me lleves
a aquel rincón que guarda entre tus brazos
la indolencia divina. En el Himeto,
de incansables abejas coronado,
yace el ruinoso caserón, cual nido
de lagartijas; claros olivares
pardean sus declives en vetustas
ramas de cenicientos esplendores,
y pegados al muro de la casa
frescas higueras arden con oscuras
constelaciones. Cálido, el incienso
trae su sopor al eco de las puertas,
donde un asnillo puede detenerse
largas horas de paz, mientras descargan
rancio vino de frágiles alforjas
y los privilegiados ruiseñores
trinan en los cipreses. Vida, ¡oh vida,
cual manantial del agua en esos cercos,
vieja y sabia manando sus promesas
de libertad! Allí estaría Adonis,
besado por la errante pecadora;
allí, llorando un día bajo el cáliz
de su ilusión, el hijo de los dioses
se despide, temblando, de la tierra…
lágrimas, besos, zonas seductoras
que me han dado la esencia de mí mismo,
aquí como en un lírico sosiego
funden sus ansias. Monjes venerables,
¿quiénes son allí dentro paseando
la celestial nostalgia de la tierra,
más que sabios o reyes, dueños vivos
de la gentil fugaz concupiscencia?
Soberano dominio en que enaltecen
la imagen inmortal de lo creado.
Volver quiero donde es posible
mecerse en el ascético deleite
de la hermosura; allí quiero entornarte
mundo de mi pasión, cual si una siesta
fuera a dormir en pleno mediodía.

Juan Gil Albert (España, 1904-1994)

1 Νοεμβρίου 2009

NOCTURNO SOBRE ATENAS

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NOCTURNO SOBRE ATENAS

Háblame de las calles
y de la nochería
submarina, que mece
allá abajo su cielo.

Y el firmamento aquel
que era agua azul y gloria
de promesas fugaces,
míralo vuelto al agua.

Mi estrella no era estrella,
era un rapto fugaz
del cielo, una caduca
luz sedienta en el agua.

Gabriel Zaid (México, 1934- )

1 Οκτωβρίου 2009

BIENAMADAS IMÁGENES DE ATENAS

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BIENAMADAS IMÁGENES DE ATENAS

En el barrio de Plaka,
junto a Monastiraki,
una calle vulgar con muchas tiendas.

Si alguno que me quiere
alguna vez va a Grecia
y pasa por allí, sobre todo en verano,
que me encomiende a ella.

Era un lunes de agosto
después de un año atroz, recién llegado.
Me acuerdo que de pronto amé la vida,
porque la calle olía
a cocina y a cuero de zapatos.

Jaime Gil De Biedma (España, 1929-1990)

1 Σεπτεμβρίου 2009

GEL

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GEL

Preparo la toalla. Me descalzo. Esa esponja
porosa y amarilla que compré en un mercado
obsceno de turistas en le isla da Hydra
qué dócil bajo el agua cotidiana
tantos meses después, en el exilio.
De pronto el gel recuerda - su claridad lechosa,
su consistencia exacta - el esperma del mito,
el cuerpo primitivo y trastornado de Urano,
un susuro de olas mar adentro
y una diosa que aparta
los restos de otra espuma de los hombros.
Me punza una emoción tan anacrónica,
un penoso latir, hondo y absurdo,
por ese mar. Por ese sólo mar. Busco una dosis
de mares sucedáneos.
Cómo podría desintoxicarme.
Dependo de por vida
de una droga. De Grecia.

Aurora Luque (España, 1962- )
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